martes, 8 de noviembre de 2011

La constante pena


A veces vienen olas de pena, una pena sin llanto que arroja tensiones , incertidumbres, expresiones de perplejidad sostenida ante lo que se vive.
A veces la pena viene del amor fallido a las personas, de la pérdida constante de presencias o afectos.
Lejos de hablar de personas como seres individuales, amigos, familia, compañeros... estan en mis pensares aquel conjunto de personas que estan ,controlando nuestros haberes y futuros, hipotecando nuestro tiempo venidero, nuestro tiempo. ...
Invisibles , escondidos tras siglas y entidades deciden o provocan decisiones que nos afectan a nuestras ilusiones, a nuestro trabajo y, por ende, a nuestro estado de ánimo.
Llevamos ya mucho tiempo sosteniendo un pulso con un futuro sobre el que tenemos poca mano que ofrecer, porque aunque la hayamos ofrecido más de una vez la han tomado por otra cosa o no la han sabido acoger para aunar esfuerzos.
Nuestras carreras, nuestros pasos, se parecen ahora a las de un animal enjaulado sobreviviendo en un momento històrico difícil. Se gastan las palabran, se diluyen las ideas, pasa el tiempo y las soluciones siguen siendo cosas de un futuro por dibujar.
Parece que comunicar en un tiempo donde los medios van rápidos sea tan difícil.
Una vez más, la humanidad no se escucha a si misma.