viernes, 19 de noviembre de 2010

Hojas secas

Fueron azules
como un azul de mar con tonos lilas.
Fueron objeto de miradas y sonrisas.
Fueron y ahora son todavía flores.
Flores secas.
Su olor , desvanecido,
solo se resalta en aquellos días húmedos.
Aroma de heno, hojas secas,
es lo que queda.
Sin embargo,
cuando entro a casa
las saludo
recordando la hermosa primavera.
Avanzado el otoño,
luces cortas,
días tenues,
vacío en los paisajes,
horas sin luz.
Los días nos anuncian cosas muertas.
Hay que volver a explicar
desde dentro hacia fuera
que la vida existió
y sigue existiendo en ellas

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Hacia nosotros

Las visitas se agolpaban a la entrada. Todos querían ser los primeros en verla. Hacía tiempo que no venía, que no mostraba aquel brillo, aquel halo que la rodeaba.
La mano de un niño se acercó a ella y fue respondido con un aroma tenue , un perfume poco conocido, aséptico,rotundo tal vez. El niño no cesó de tocarla hasta encontrar la fuerza de su mano.
Había sido el centro de vida de muchos de los que estaban allí y aúnque ahora también lo era no parecía serlo por las mismas razones.
Ella permanecía quieta, alzó los ojos y miró hacia nosotros. Levantó la mano lentamente, miró la sala llena de gente que posaba sus ojos en su rostro. No pudo evitar que una sonrisa saliera tímidamente por su boca. La mano se estiró aún más,... hacia nosotros... buscando un abrazo infinito, amplio, que nos abarcara a todos.
Miró a su alrededor, por fin volvía a casa, por fin estaba entre los suyos, entre nosotros.
Siempre había mirado hacia nosotros y ahora, todos devolvíamos la energía que siempre nos traspasó con la esperanza que la recuperara para poder darla de nuevo.

martes, 2 de noviembre de 2010

Antes del adiós


Hubiera caminado hasta allí mil veces si se lo hubiera pedido, pero no dijo nada. Siguió allá, casi tan lejos como cerca y no pronunció palabra. Los pies permanecían anclados al suelo, ambos seguían a la misma distancia, aparentemenmte impávidos, como atraídos por el imán potente del asfalto . Sin embargo, de la misma manera que no conseguían acercar sus cuerpos, sus mentes seguían enlazadas a través de las miradas mutuas, sostenidas cuales rayos inquisitivos que buscaban unirse en uno solo. La mirada no cesaba de forjarse segundo a segundo, pero tampoco hablaba. Una extraña lección de física para describir el poder de la distancia y del recuerdo al mismo tiempo.
Al cabo de los años, que se antojaron miles para ambos, volvieron a cruzarse en una misma ruta. No estaba planeado, fue rápido, pero de nuevo cuando las miradas se posaron se produjo la misma sensación. Ninguna palabra salía de sus bocas, ningún gesto, ninguna similitud al saludo o al adiós. Durante unos minutos las miradas volvieron a aparecer fijas diciéndoselo todo por dentro. Pero todo quedaba dentro.
Pasaron muchas tardes y noches con sus días. El último encuentro tuvo una mirada cabizbaja hacía la tierra roja removida. Allà no había más miradas. Pero la suya desnudaba la tierra con los ojos queriéndose encontrar otros ojos abiertos, intensos y potentes que le decían que aún quedaban muchas cosas por decir... y , tal vez, hacer.
No hubo más tiempo para el entendimiento. Éste se hallaba condenado y proscrito porque no quiso salir por la boca y las manos de los que se empeñaron en dejarlo para el futuro.
La mirada se sintió más sola y vacía que nunca, casi sin sentido. No tuvo más remedio que repensar sus pasos y añadir matices de dulzura para continuar el viaje con aquellos con los que aún la podía compartir.
las flores, crisantemos y margaritas, alzaron sus pétalos implorando ese cambio. las últimas flores percibieron una lágrima y una sonrisa al mismo tiempo.