domingo, 30 de mayo de 2010

En olor de multitudes

Llega el calor, y con ello , en la calle las personas se reúnen, los acontecimientos sociales al aire libre se multiplican, en innumerables pueblos y ciudades persiste un olor nuevo, de temporada: la cerveza, el pincho, las emanaciones de sudor...
las multitudes se agrupan para bodas, comuniones, carreras, caminatas; las barbacoas, las cenas, los encuentros. En nuestra cultura, año tras año, primavera i verano, parte de otoño nos recreamos en los acontecimientos sociales que llegan propuestos por nuestro entorno y también propuestos por esa parte de la sociedad más abstracta que también nos dirige pero cuyos hilos cuestan de ver.
Quiero destacar aquellos acontecimientos en los que unos pocos hacen alguna gesta competitiva- a veces coíncide con un buen deporte- y trás de ellos un grupo numeroso de personas se aplegan para vitorearlos, animarlos o maldecirlos. Estos eventos, según su ranquinkg social y económico, se ven acompañados de polícias, ambulancias, patrullas de todo tipo que a menudo van trás aquellos que realizan la heróica gesta. Todo un fenómeno social.
Hasta que punto avivan la llama del deporte, de las cosas bien hechas... ! Tengo dudas.
A veces se organizan caminatas, encuentros dónde toda esa parafernalia está bien ausente- no por ello innecesaria-.
A veces te encuentras carreteras cortadas inesperadamente, dónde los policías te apremian a quedarte quieto para dejar passar a otros protagistas del camino. No te da tiempo a explicar que quizás vas a un hospital, o que llegas tarde a un acontecimiento que para tí es importante. De hecho , ¿te acompañararían al hospital si fuera necesario? ¿ Te escoltarían si llegas tarde?
El grupo sobre el individuo prevalece sobre muchas cosas. Eso no es malo ni bueno, pero pone en contradicción continua la misión de nuestras vidas de cada día.

sábado, 22 de mayo de 2010

Pan



Hay un aroma que define las estancias donde todos se reúnen en una casa. Si tuviera que escoger éste seria el que más lo define: el del pan. Pan recién hecho, redondo, alargado , pequeño; hecho en el horno o en la máquina o recién comprado. Padre e hijo no podrían pasar sin él. En la infancia se funde el aroma a bebé con el aroma a pan húmedo- mordisquedo y saboreado en los paseos en cochecito-. En el invierno hace aroma de hogar, de estar juntos, de calor, de vida.
El pan, todo y no ser alimento de mi devoción, me evoca la infancia , aquel olor de los hornos cuando iba a la escuela y después al instituto, aquel tostado intenso y perfumado, las meriendas de pan con azucar, manteca y vino, las culecas en el jueves lardero ( pan con un huevo y chorizo dentro), las sobremesas llenas de migas tostadas que desaparecían al final de la conversación, los bocadillos de tortilla de las excursiones, las acampadas, las cenas y las recenas de verano, los amigos, los abuelos, los padres.
Actualmente nuevos aromas de pan hay en mi cocina: harinas nuevas de espelta, de kamut, cereales integrales mezclados con semillas. Mi mano los amasa, igual que las pizzas, y mientras tanto todos los recuerdos juntos me hacen sonreir.

lunes, 17 de mayo de 2010

Amanece, que no es poco





Són las siete, amanece. Algunas nieblas recogidas en la noche se levantan con ánimos de querer marchar. Todo está algo tranquilo. Empieza el día y la gira por el mundo. Desde mi terraza miro el sol que lo empuja todo con su fuerza: la niebla , el color de las flores, los aromas de la mañana...
Después de varios meses conviviendo con las consecuencias de la "crisis", me pongo a pensar de otra manera:
Amanece, que no es poco.
Puedo ver el sol cada día y sentir sus caricias, igual que las de los míos. Puedo escuchar las voces de los que me quieren en todos los humores- risas, llantos, tristezas- . Puedo abrazar y ser abrazada. Puedo tener esperanzas. El futuro es más incierto que de costumbre, pero... tengo tantas cosas que me permiten sentirme rica, ...y no solo en espíritu.
Mis flores, mis lanas y mis hilos, los libros, el escaso y saboreado tiempo de descanso. Y un sin fin etcétera de pequeñas cosas .
Tengo a mis pensamientos donde yo quiero y mis manos son libres : puede trabajar y hacer infinidades de proyectos.
Tengo a mi mente imaginando futuros, y aúnque a veces me invada la tristeza, ya me haré una manta de lana para que no me enfríe y cubriré mi piel con el aroma de mis flores.
Una vez más los sentidos nos reconfortan de los malos momentos.
Hay que saborear cada instante, hay que vivir cada amanecer.
Hay que volver a amanecer y esperar aventuras de final feliz.

sábado, 15 de mayo de 2010

Entre amapolas

Me recuerdan a los campos de trigo, todavía verde;
a los setos que crean en los huertos;
a las lineas de rojo de los caminos,
 al verdor emergente de la primavera
anunciando los primeros calores
que empujan a desnudar la piel.
Ella no tiene un aroma especial,
 pero su imagen reúne los miles que la rodean.
Como decía la canción:
" Amapola, lindísima amapola..."
nunca, nunca... estarás sola!!

lunes, 10 de mayo de 2010

Entre verdes

Algunos de los ratos que paso entre el verdor de mi humilde jardín siento una sensación de refugio, de segunda casa, entre la fiereza de hojas grandes y el saludo tímido de las hojas chicas. Cuando todavía no han salido las flores, solo las hojas, me siento entre ellas como si en una plaza estuviese, y las miro, como interrógandolas, como pidiéndoles cuando vendrán los colores y aromas miles, como pidiendo un tumulto de compañía.
Ellas, las hojas, se mueven ayudadas por el viento suave de los días claros, largos y abiertos. Pero no responden, dejan que las siga interrogando día trás día, hasta que adivino entre sus recodos las puntas de color.
Cada día, en la mañana, al mediodía y , a veces, en la tarde salgo a la búsqueda de respuestas, de color, de aromas.
Cada día.

Una rosa: Julio Iglesias


No me cansa acercarme a su corola para coger como de un tesoro grande un pellizco de su aroma.
Una rosa como ella me evoca paseos mediterráneos entre casas repletas de flores, noches a la luz tenue de farolas y lunas.
Marca la primavera en sus pétalos entre crema y frambuesa.
Limón y rosa lleva en su corazón. Profusa en aromas y matices se complementa con su belleza.
Lleva en mi vida solo dos años y ha encontrado su rincón.
A veces corto alguna y la pongo en el salón. Cuando llego a casa me saluda nada más abrir la puerta. Un abrazo de perfume llega hasta mí. Y así será hasta el próximo otoño.

viernes, 7 de mayo de 2010

Armarios y arcones



En casa nuestros armarios tienen nuestro olor, nuestro perfume, nuestro detergente. Es tan nuestro y está tan impregnado que no lo detectamos.

Únicamente , si nos llevaran a ciegas detectaríamos que estamos en nuestros espacios y más si abrimos los armarios. Porque están cerrados y conservan nuestras esencias personales.

Otro caso es el recuerdo de los armarios que acompañaron nuestra vida; en la infancia, en otras casas donde hayamos vivido, aquellas que frecuentemente visitábamos...

Solamente de la solera de un mueble, del material que está hecho, con los productos que se ha cuidado, el tipo de ropa que se ha metido, la limpieza de sus rincones y de su contenido, solamente con eso tenemos una imagen olfativa imborrable.

Me detengo en los armarios de mi infancia: las abuelas, el olor a las bolas de naftalina y a algodón limpio. Cuando entraba la ropa, a casa ventilada; cuando salía , a la mezcla del olor a membrillo o a manzana, y en los sitios más recónditos a naftalina.

En casa de mis padres persiste un armario antiguo, obra de un hermano de mi madre. Está cuidado y en su interior se atesoran los alientos y perfumes familiares: tibios y agradables.
Es como abrir una caja de tesoros.

Ahora, cuando abro el armario de mis hijos pienso que ellos también tendrán un recuerdo parecido con el tiempo. De momento, se está inventando en sus mentes.