Algunos de los ratos que paso entre el verdor de mi humilde jardín siento una sensación de refugio, de segunda casa, entre la fiereza de hojas grandes y el saludo tímido de las hojas chicas. Cuando todavía no han salido las flores, solo las hojas, me siento entre ellas como si en una plaza estuviese, y las miro, como interrógandolas, como pidiéndoles cuando vendrán los colores y aromas miles, como pidiendo un tumulto de compañía.
Ellas, las hojas, se mueven ayudadas por el viento suave de los días claros, largos y abiertos. Pero no responden, dejan que las siga interrogando día trás día, hasta que adivino entre sus recodos las puntas de color.
Cada día, en la mañana, al mediodía y , a veces, en la tarde salgo a la búsqueda de respuestas, de color, de aromas.
Cada día.
Hermosas palabras Rosalía...no hay como lo verde, a mi personalmente me encanta estar descalza en el paso bien verde...el verde me da paz, me tranquiliza, es por eso que es mi color preferido.
ResponderEliminarUn beso grande
Xime
Bienvenida a mi casa, Mª Jesús.
ResponderEliminarRosalia