viernes, 26 de marzo de 2010

Sin soledad


Sin soledad me siento cuando empiezan a brotar las flores que te hablan constantemente con su aroma. Los alhelíes, los jacintos, las hojas olorosas de los geranios, la menta, la Maria Luisa....
Cuando voy a mi pequeño jardín ellas me saludan con su aroma y yo me vuelvo hacia ellas, me acerco, a veces las toco y , finalmente, sonrío.
Es un saludo constante y perenne. Ellas están ahí, parecen tan quietas, tan inmóviles, y sin embargo , lo invaden todo. Es una compañía cercana, que casi te da la mano y te ayuda a pasar, como si fueras una reina en vítores del pueblo.
Mi pequeño jardín es una plaza de pequeñas macetas donde conviven rosales con otras flores más modestas. A todas las quiero por igual, ellas me ofrecen lo mejor de sí.
Ahora muchas quieren abrir sus primeras flores. Es como tener una maternidad dónde van a llegar mucha gente nueva, nuevos saludos, nuevas sonrisas ... y aromas que me dejaran completamente sin soledad.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Sin olor: la sonrisa


No me huelen a nada las sonrisas, pero me irradian energía, una energía que ilumina mi cerebro y recarga mis ilusiones. No las asocio a ningún olor porque la sonrisa sale de dentro y porque hay muchísimas sonrisas que recordar. No hay ninguna que me haya marcado. Quizás la de mis hijos cuando eran pequeños, por su energía y dulzura natural; algunas que recuerdo son fingidas, no concuerda la sonrisa con el resto de la expresión.Pequeños o descuidados gestos delatan su falsedad. Realmente la sonrisa de los niños es perfecta.

martes, 16 de marzo de 2010

Las lágrimas

Huelen a agua salada caliente, más bien tibia, pero se antoja caliente si has llorado mucho, ya que reseca tu párpados. No sé si todas las lágrimas huelen igual pero siempre he pensado que su apariencia de cristal brillante no me recuerda a la sal , sino a la agua que brota en los arroyos jóvenes.En los demás no las veo tan amargas como las mías. Las lágrimas de emoción son pasajeras, llevan menos sal; las lágrimas del odio, de la desesperación dejan los párpados de color oscuro como si la sal los hubiera quemado. Solo las lágrimas de un niño tienen el equilibrio justo. También hinchan los ojos pero su transparencia las hace parecer más nítidas, como si la sal se hubiera disuelto o desaparecido. Un niño es más transparente que un adulto. Ha vivido menos y sus emociones son nuevas, salen desatadas como los cahorros salen a jugar. Los mayores tenemos las madejas de las emociones juntas, a veces líadas, el amor, el odio, la esperanza, poco lugar para la sorpresa. Por eso nuestras lágrimas, aunque contenidas muchas veces, queman cuando salen a fuera.
El mar es mar porque las emociones nos invaden, no hay lágrimas puras , todas tienen el sello de la sal, todas vienen de un sentir. El sentir nos hace creernos vivos. Por eso la mar es tan salada.

lunes, 15 de marzo de 2010

Aroma dulce de mimosa.


Entre vainilla sosa y algo etereamente dulce tengo el recuerdo de la mimosa. Cada año en Febrero la espero de la mano de alguien que la posea cerca de casa o en su jardín.
Por ello su recuerdo es de un aroma sumado a sonrisas ,las mías y las suyas. Un buen cuadro de recuerdos.
Es tan vergonzosa, pliega sus hojas, como si tímida fuera. Sus flores son soles pequeñitos que saludan, como soles niños que juegan juntos en una plaza, o en un árbol.
Son soles que no marcharan lejos en mucho tiempo, porque cuando se marchiten tendrán un lugar en tre mis cosas, al llegar a casa, para recordarme que ya llegan los soles grandes de primavera, las tardes llenas de luz y el misterio de muchas flores por abrirse.

jueves, 11 de marzo de 2010

Perfume de violeta


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Todavía es época de violetas. El resto del año tengo algunos perfumes para deleitarme. Verte Violette de l'artisan parfumeur recuerda las violetas recién cortadas con olor a hierbas. De Penhaligon's, una casa inglesa la violeta es más elegante, más cerrada. Por último pude disfrutar de una pequeña muestra dónde el aroma se intensifica,es de Creed, Love in Black.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Nieve en marzo

Mucha nieve. En pocas horas se tiñó de blanco. Desaparecieron los contrastes del color, todo estaba tapado. solamente figuras adolescentes circulaban por la calle admirando y conviviendo con la novedad blanca.
A mí me vinieron recuerdos, hace diez y siete años....
¿A qué me huele la nieve?
Cuando he ido a monaña, ya había nevado. No recuerdo un olor especial, quizás a agua y barro, a frío.
Pero la asocio al aroma del pan, de coche viejo y húmedo, a metal, a gases de combustión de coches y camiones.
Hace muchos años estuve en la carretera 7 horas conduciendo- o desfilando- a paso de tortuga. La nieve lo había cortado todo, -! ay! país no preparado casi nunca-. Los aromas no eran agradables. No llegué a oler el miedo. El olor de la barra de pan para la cena me reconfortó, todo y que, no llegó a la cena de casa compartida, solo a mí boca ávida de nerviosismo y hambre en las últimas horas.
Cuando llegué a casa traía olor a metal, a automovil. Unos abrazos largos, intensos, unos besos y unas sonrisas de tranquilidad convirtieron la jornada en una aventura.

viernes, 5 de marzo de 2010

Más lluvia

Este invierno no ha parado de llover y hacer frío. Ningún año he echado de menos la primavera como éste. Pero parece que ya se acerca. Las gotas de agua huelen diferentes, aunque frías transportan algun pequeño aroma de allá donde estuvieron como gotas de rocio, en algunos momentos asoma a la nariz una leve señal de olor a tierra mojada, limpia y húmeda.
Las hojas huelen más a hojas. Todos los perfumes se acentúan. Llega volando como una exhalación entre los vientos, pero todavía tímida. Quisiera que llegaras y conservarte eternamente, primavera.