lunes, 26 de abril de 2010

Tránsito de aromas


En estos días en que miles de aromas se posan incesantes en todas partes buscando el rumbo del sentido que los perciba quiero destacar la intensidad con que lo hacen y lo efímeros que resultan. Porque el calor les da fiereza, llamada intensa para que el olfato más simple los recoja, pero transcurren rápidos: las flores se marchitan más rápido, las ventanas se abren y el aire circula llevando y trayendo nuevos; las narices se saturan, la gente pasea por más sitios, se abre a las calles, a los paseos, a los caminos. La gente se topa con miles de aromas.
Al final la nariz se satura, sabe que ha olido , ignora lo repetido. La nariz sabe que ha olido mucho y no le resulta nuevo, cierra a ratitos el olfato. Descansa.
Y mañana , nuevo día de primavera, vuelta a empezar.

martes, 20 de abril de 2010

Las manos

Algo tan voluble y personalizado como es el aroma de unas manos merecía un capítulo y medio. Las manos siempre huelen. Huelen a la persona, a la vida que lleva, al jabón que usa, a lo que ha tocado y no ha tocado, a lo que ha hecho y no ha hecho.
Cada día tengo cerca de mí algunas decenas de manos. Són manos jóvenes, la mayoría, y cada una de ellas ya trasmite su corta historia y sus experièncias durante el día. El roce, el contacto cercano me permite saberlo.
Las otras manos són como las mías- no son tan próximas- pero en el saludo, en el adiós, en el cómo te ha ido, en el cómo estás te transmiten ese leve o intenso perfume.
Asociamos el olor de una crema, de los lapices o la pintura, del perfume personal, del cuero del bolso, del almuerzo, del café,... las manos lo tocan todo.
Nos tocan por la espalda y por el aroma sabemos quien ha sido.
Los aromas nos definen en todo.
El aroma de las manos hace que nos acerquemos a ellas o nos alejemos.
Manos de recuerdo son las de mi abuela: olían a unos guisos que repetía con frecuencia.
Manos de mi madre: A una crema de manos concreta.
Manos de mi marido: A jabones agresivos.
Manos de mis hijos: A miles de aromas- se las lavan lo justo y dan más pistas de lo que hacen.
Manos de mis alumnos: a tierra, a lápiz, al almuerzo, a las lágrimas cuando las hay, al material de un juguete......
Manos y manos. Aquellos que no ven tienen mucha información a través de las manos, aún sin tocarlas.

El aroma de las freesias


No me canso de mis flores. Uno de los primeros aromas que despiertan mis sentidos son ellas. Me recuerdan a la colonia de mi infancia, fresca n infantil, entre el limón y otros aromas limpios y abiertos.

jueves, 1 de abril de 2010

El aire

El aire toma color, un color invisible de vestido de colores, de formas sinuosas o sencillas.
El aire toma fuerza y hace volar su falda ante nosotros esparciendo semillas, barro, aroma a mar o a agua...
El aire coge impulso y trae el grito de la ventana abierta, de la música de sábado o de cualquier día y te lo trae cerca.
El aire viaja rápido llevándote recuerdos , a ellos te acerca.
El aire te transporta, te hace ligera, empujándote calle arriba para que cojas ritmo a tu vida.
Eres así, aire de primavera.
Nos traes, nos llevas, nos trajinas, nos empujas, nos revoloteas,....
como un joven que quiere vivir la vida rápido y sin cuerdas.
Aire de los aires, vuelas hacia arriba, queriendo subir y trepar, volar y correr...
¡Llévame donde tú quieras!

Vuelven


Vuelven las cabriolas de los pájaros, en su imparable búsqueda.
Vuelven los aromas intensos, mezclados, de flores y arbustos.
Se intensifica todo: el olor a humano, a máquina, a ropa limpia o sucia.
Todo convive.
Es, como si todo hubiera estado aletargado, dormido.
El calor suave lo va despertando.
Y las moléculas, fecundas , revolotean cerca de nosotros paseándose alegremente por nuestro sentido más sutil.
Hoy huelo a....
primavera.

los jabones de olor


Me gusta tener jabones que huelen bien, con aromas naturales a flores. La lavan da, las lilas, las violetas, el limón, la madreselva.... son algunos de mis preferidos.