No llegué a notar los viejos aromas a madera antigua cuidada ni a los restos de incienso pero vi las puertas abiertas y no pude resistirme a entrar. Recogían los misterios de la procesión del viernes. La luz entraba a raudales por las ventanas y bóvedas.
Los viajeros de paso también se adentraban sin poder concentrar la mirada en la barroca y rica decoración. Miradas dispersas y bocas abiertas.
¡Que suerte habéis tenido! Hacía años que no podía observar con luz clara semejantes monumentos , que ni siquiera recordaba el trampantojo del órgano, que las ricas pinturas de las bóvedas me parecían nuevas.
Los bancos son nuevos ,el suelo también me lo pareció. No recuerdo desde cuando no lo había pisado.Se conservan aún los crujidos del suelo al pisar.
Afuera , en la plaza , el bullicio de sábado festivo seguía incesante y se fundía con las escasas conversaciones de las cigüeñas que no habían ido al campo a cosechar su alimento.
Luz de Semana Santa, aromas nuevos, recuerdos viejos que se aglutinan con los recién vividos.
Un año más , San Miguel. Un año más, Alfaro.
UNAS FOTOS HERMOSAS_!!!
ResponderEliminarSI YA ESTA LA SEMANA SANTA.
ESPEREMOS QUE CON BUEN TIEMPO.
SALUDITOS