Se acercan a pasos gigantes unos días impregnados de un ambiente especial. Durante mucho tiempo les hemos llamado la Navidad pero mi hijo ha bautizado con un nuevo nombre este ambiente: La navideñosidad.
-¿Que es para tí?- le pregunté
Sonrió, miro alrededor, lugo por la ventana, después a mi...
-Pues eso- y señaló el arbol, las luces, el pesebre, se arropó en su bata y luego me miró sonriendo unos segundos.
Todavía no sé muy bien que es la navideñosidad pero la palabra me ha dado que pensar. Quizás es una sensación de calor de hogar, o el efecto de las luces y el olor a pesebre, el sentirse caliente en casa, el pensar que todo sigue , que sigues teniendo una vida interesante, que los tuyos están bien... que el año se acaba.
De todas maneras una sonrisa como la suya me valió como respuesta.
Mostrando entradas con la etiqueta invierno. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta invierno. Mostrar todas las entradas
domingo, 18 de diciembre de 2011
jueves, 15 de diciembre de 2011
Entreacto
En aquel instante tuvo que interpretar una poesía, una canción creo. Tenía que poner en palabras veraces, directas, crudas lo que aquellas metáforas querían decir.
Quien escribió tales palabras añoraba su infancia y lo explicaba desde los recuerdos de la Navidad y la corta edad. Se lamentaba de que fuera tan corta la tierna y dulce etapa que no recuperó jamás. Tantos planes para el futuro...
Mientras sus palabras fluían y los jóvenes de poco más de una década le escuchaban, se oía en su interior un murmullo de lágrimas por alguien que conoció en su infancia, que estuvo luchando siempre y fue vencido por la enfermedad. Alguien que también pensaba prosperar y tener un futuro digno. Pero la dignidad se va con el alma, porque sin alma no hay sueños qué soñar y se pasa a ser lo que has sido, solamente lo que has sido.
Eran varios momentos en uno que a veces se entrecruzaban con una pausa que quería ser rauda para no dejar caer lágrimas en público.
Se daba cuenta que estaba todavía ante ellos, los símbolos de una niñez a punto de cerrar sus puertas, porque entendían todo lo que les explicaba y ponían los ejemplos de su importante y corta vida.
Miraban atónitos las expresiones de cada uno, escuchaban voraces sus frases. Sentían que habían vivido tanto...
Sentían un pasado pero el sentido de futuro estaba por llegar.
Al final del poema la rotunda entonación de los últimos versos puso punto y final a aquel entreacto entre vidas, aquel ensayo de pasado sembrando la semilla de futuros por desear.
Quien escribió tales palabras añoraba su infancia y lo explicaba desde los recuerdos de la Navidad y la corta edad. Se lamentaba de que fuera tan corta la tierna y dulce etapa que no recuperó jamás. Tantos planes para el futuro...
Mientras sus palabras fluían y los jóvenes de poco más de una década le escuchaban, se oía en su interior un murmullo de lágrimas por alguien que conoció en su infancia, que estuvo luchando siempre y fue vencido por la enfermedad. Alguien que también pensaba prosperar y tener un futuro digno. Pero la dignidad se va con el alma, porque sin alma no hay sueños qué soñar y se pasa a ser lo que has sido, solamente lo que has sido.
Eran varios momentos en uno que a veces se entrecruzaban con una pausa que quería ser rauda para no dejar caer lágrimas en público.
Se daba cuenta que estaba todavía ante ellos, los símbolos de una niñez a punto de cerrar sus puertas, porque entendían todo lo que les explicaba y ponían los ejemplos de su importante y corta vida.
Miraban atónitos las expresiones de cada uno, escuchaban voraces sus frases. Sentían que habían vivido tanto...
Sentían un pasado pero el sentido de futuro estaba por llegar.
Al final del poema la rotunda entonación de los últimos versos puso punto y final a aquel entreacto entre vidas, aquel ensayo de pasado sembrando la semilla de futuros por desear.
sábado, 12 de febrero de 2011
Viajes de sábado
En las tardes menudas de los sábados, se me antojan pequeñas aventuras. Sin salir de casa, en un invierno o en un día pálido, imagino colores en el cielo, carreteras vacias y coches que atraviesan grises y campos. Sin viajar, sigo viajando. Me olvido de las historias repetidas que puedo contemplar en esta sala a tráves de la magia de las ondas, me olvido de las voces de actores summergidos en emotivos cuentos o asuntos cotidianos.
Mar abierto, carretera infinita , horizontes de luz o atardeceres de verano. Viajo. Me anexo al viento, al sol, al paisaje y... no pasa nada, mi mente descansa... solo viajo.
En las tardes menudas de los sábados, menudas por antojarse pequeñas de tiempo, de sabor a relax, de olvido de las prisas, de olvido de tareas poco gratas, sin salir de mi sala ... solo viajo.
lunes, 24 de enero de 2011
Del frío
Vendrán del frío a verte
con sus manos heladas.
Entrarán por tu puerta,
los botones cerrados,
las orejas tapadas,
las sonrisas cubiertas
por una bufanda.
Entrarán hasta el centro
de tu casa.
Desplegaran sus brazos,
desvestirán su cara
acercarán sus manos
buscando calentarlas.
Mientras, una sonrisa
sencillamente amplia
pedirá una merienda
o dirá sin palabras:
¡que bien se está en casa!
Afuera, lejos,
más allá de las montañas,
los humildes campos
se cubren de heladas.
El frío visita
cepas alineadas,
hojas casi secas,
hierbas, piedras,
mojones y barros
de caminos solos,
cercados y vallas.
Afuera, más cerca ,
huele a fresco,
ventilado aire,
nuevo y fresco aliento.
Perfume de frío
que cubre la ropa tendida,
la ropa de abrigo.
Es invierno,
calor en las casas.
Es invierno,
calor en las almas.
miércoles, 5 de enero de 2011
Eclipse
Quería el sol asomarse
encima de mi montaña.
Tímido entre los tres grados
asomó su nariz
entre sábanas de bruma.
Alguien se puso delante,
la Luna,
pero a mis ojos,
no le hizo sombra ninguna.
Quisimos ver si ella sola
tapaba mucho su frío.
El sol rió con soltura.
-Luna, yo te desafío.
¡no me tapes, no me enfrío !
Siguió levantando firme
sus rayos de sol ardiente
y a nuestros ojos desnudos
el sol lucía caliente.
Solo a través de mil filtros
se veía
una luna entrometida
queriendo bailar de frente.
-Luna, quita, ponte a un lado,
no ves que te habré quemado
en los primeros compases!
La Luna bailaba loca
por tener en su cadera
el sol que la iluminaba.
Fuerza y orgullo sentía
porque con él ya bailaba,
fuerza y risa de alegría,
porque también lo tapaba.
Pobre luna, tan menuda,
pretenciosa bailarina
en la mañana.
El sol siguió su camino
sin apenas saludarla.
Pero la luna reía...
y bailaba en la distancia.
lunes, 15 de marzo de 2010
Aroma dulce de mimosa.
Entre vainilla sosa y algo etereamente dulce tengo el recuerdo de la mimosa. Cada año en Febrero la espero de la mano de alguien que la posea cerca de casa o en su jardín.
Por ello su recuerdo es de un aroma sumado a sonrisas ,las mías y las suyas. Un buen cuadro de recuerdos.
Es tan vergonzosa, pliega sus hojas, como si tímida fuera. Sus flores son soles pequeñitos que saludan, como soles niños que juegan juntos en una plaza, o en un árbol.
Son soles que no marcharan lejos en mucho tiempo, porque cuando se marchiten tendrán un lugar en tre mis cosas, al llegar a casa, para recordarme que ya llegan los soles grandes de primavera, las tardes llenas de luz y el misterio de muchas flores por abrirse.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)