miércoles, 5 de enero de 2011
Eclipse
Quería el sol asomarse
encima de mi montaña.
Tímido entre los tres grados
asomó su nariz
entre sábanas de bruma.
Alguien se puso delante,
la Luna,
pero a mis ojos,
no le hizo sombra ninguna.
Quisimos ver si ella sola
tapaba mucho su frío.
El sol rió con soltura.
-Luna, yo te desafío.
¡no me tapes, no me enfrío !
Siguió levantando firme
sus rayos de sol ardiente
y a nuestros ojos desnudos
el sol lucía caliente.
Solo a través de mil filtros
se veía
una luna entrometida
queriendo bailar de frente.
-Luna, quita, ponte a un lado,
no ves que te habré quemado
en los primeros compases!
La Luna bailaba loca
por tener en su cadera
el sol que la iluminaba.
Fuerza y orgullo sentía
porque con él ya bailaba,
fuerza y risa de alegría,
porque también lo tapaba.
Pobre luna, tan menuda,
pretenciosa bailarina
en la mañana.
El sol siguió su camino
sin apenas saludarla.
Pero la luna reía...
y bailaba en la distancia.
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