miércoles, 10 de marzo de 2010

Nieve en marzo

Mucha nieve. En pocas horas se tiñó de blanco. Desaparecieron los contrastes del color, todo estaba tapado. solamente figuras adolescentes circulaban por la calle admirando y conviviendo con la novedad blanca.
A mí me vinieron recuerdos, hace diez y siete años....
¿A qué me huele la nieve?
Cuando he ido a monaña, ya había nevado. No recuerdo un olor especial, quizás a agua y barro, a frío.
Pero la asocio al aroma del pan, de coche viejo y húmedo, a metal, a gases de combustión de coches y camiones.
Hace muchos años estuve en la carretera 7 horas conduciendo- o desfilando- a paso de tortuga. La nieve lo había cortado todo, -! ay! país no preparado casi nunca-. Los aromas no eran agradables. No llegué a oler el miedo. El olor de la barra de pan para la cena me reconfortó, todo y que, no llegó a la cena de casa compartida, solo a mí boca ávida de nerviosismo y hambre en las últimas horas.
Cuando llegué a casa traía olor a metal, a automovil. Unos abrazos largos, intensos, unos besos y unas sonrisas de tranquilidad convirtieron la jornada en una aventura.

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