El olor a café ha definido la vida de todos los que me rodean. El café de la mañana lo toma Toni. Antes que se haya enfríado y yo haya emergido de entre las sábanas el olor a café se traduce en un beso, un beso de café, y un hasta luego.
Me gusta más el aroma a café que su sabor. El aroma a café del mediodía me recuerda al fin de semana , a compartir con la familia el tiempo, un tiempo más relajado entre actividades de ocio.
Me recuerda a la mañana , al despertar y, a la vez, a compartir con los otros los momentos.
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