Cuando llueve después de no haberlo hecho durante mucho tiempo la tierra deja un olor suave a barro, un olor que abre expectativas de aire limpio, de preparar las siembras, de encontrar después un cielo inmaculado, de tierra mimada. Es una ducha fina la que cae y deja un aroma especial como a gel de baño con olor "tierra limpia".
Te ensancha los pulmones y te acerca a los orígenes del mundo.
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