De los olores de mi infancia el primero que recuerdo es un olor a frío. Se producíaa la llegada a casa de mis padres. Cuando abrían la puerta entraba una ráfaga que invadía el ambiente. Era un frío cálido porque se acompañaba de sonrisas y de compañía.
Ese olor a frío se conserva cuando en invierno, primavera u otoño se ventila la casa. Ese aroma me evoca buenos momentos, sensación de limpieza y de calidez.
No me viene a la memoria un olor a frío que sea negativo.
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